Dos concepciones contrapuestas
Publicado en Diario Perfil el 24 de abril del 2009
A 25 años de democracia y frente al reclamo incesante de seguridad que nos hace la sociedad conviene hoy evaluar la relación de los Argentinos y los DDHH. Los DDHH pivotean sobre la relación Individuo- Estado y expresan una conciencia ética universal.
Detrás de los indiscutibles aciertos del presidente Kirchner en la materia, ha aparecido una suerte de profetas que pretenden rescribir la historia de la Democracia y la de la Resistencia auto asignándose la condición de jueces del pasado y del presente. Estos peligrosos fieles de un falso progresismo son los responsables del divorcio que hoy se vive entre Sociedad y DDHH. La prepotencia, la intolerancia y la soberbia son sus lenguajes y su compromiso con la Ley y con la Democracia es por demás frágil.
Recordemos que la Impunidad de la Corrupción que se vive en la Argentina vulnera el derecho de Acceso a la Justicia del art. 25 de la Convención y el de Igualdad ante la ley del art 24. Figuramos en el Cuadro de Honor de la Corrupción según mediciones de Transparencia Internacional. Que conforme el coeficiente GINI de Naciones Unidas, la Corrupción va inevitablemente asociada a una Regresiva Distribución del Ingreso. Y que la Inseguridad que hoy se vive en Argentina no es una ficción de los medios sino una realidad de un país clave para el narcotráfico.
De todo esto se debe hablar desde los DDHH. Coincido con Raúl Zaffaroni diciendo que el pasado sin duda que debe juzgarse y castigarse.
Pero no puede envenenarnos el presente y menos aun el futuro. Que la búsqueda de paz interior como objetivo del Preámbulo de nuestra Constitucional es un Derecho Humano.